Vira de plata.
Por esa vira de plata de la Noche del Lunes Santo venía Jesús Nazareno, con permiso de Romero Murube. La entrada de la cofradía de las Penas fue uno de los pasajes irrepetibles de la pasada Semana Santa. Sobre todo teniendo en cuenta que la calle Virgen de los Buenos Libros y Cardenal Cisneros permiten observar con amplitud el cielo y la primera luna llena de la primavera sobre la que gira la celebración de nuestra fiesta más importante. Esa noche del Lunes Santo, judíos de todo el mundo se reunieron en torno a la mesa de Pacua, como lo hizo Jesús pocas horas antes de cargar con el peso de la cruz. En millones de casas del globo las hierbas amargas, el cordero, y en una calle de Sevilla, el tormento de Cristo, el Cordero. La naturaleza y la ciudad vistieron la noche de magia. Además del botón de plata de la luna, los naranjos agrupaban sus machos, los muros de las calles dieron la mano a Tejera para hacer de caja de resonancia, dos o tres saetas a pie de calle vapulearon certeramente el alma de los presentes y la cofradía pasó de camino al templo, que para eso está hecha. Nos daba más la idea de que nunca terminó de pasar, cosa que nuestra melancólica naturaleza de sevillanos agradece. La belleza se internó en una habitación llena de espejos.
Texto: Antonio Cattoni.
Fotografía: César López Haldón.
Revista: Pasión en Sevilla. Mayo de 2010.
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