Estimado Hermano Mayor y querida Junta de Gobierno.
Antes de nada os saludo con todo afecto y os doy las
gracias por atenderme durante unos minutos.
Tal vez os quede en vuestras retinas y, mejor aún, en vuestros corazones, aquellos encuentros en nuestra ciudad, previos a la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid, con los peregrinos jóvenes de gran parte del mundo, a los cuales acogimos y que compartimos con ellos nuestra fe y nuestra alegría en el Señor. Personalmente tengo buenos y hermosos recuerdos.
Para aquellos momentos previos tuvimos que
dedicarles muchas horas para preparar estos encuentros. La
participación y colaboración de todos, dentro de los medios con que se contaba
en ese momento, fue esencial y por ello siempre me sentí muy orgulloso de
haber dsfrutado con un buen equipo humano
que compartiamos trabajo, ilusión y esperanza. Creo que para
todos esta participación ha sido un verdadero acontecimiento lleno de gracia
para robustecer nuestra fe en Cristo nuestro Señor, auténtico camino,
verdad y vida.
Como bien sabéis existe aquel refrán popular que dice "No es bien nacido aquel que no es agradecido". Y me siento, nos sentimos todos los responsables de la JMJ Sevilla, muy feliz por la colaboración de todas las Hermandades de nuestra capital, que ante la carencia de infraestructuras para acoger a los peregrinos, previamente concretaron en hacer entrega a la diócesis de dinero en efectivo. Aunque la aportación humana para pertenecer a los grupos de voluntarios no fue muy amplia, más bien escasa, salvo las hermandades de Las Penas de San Vicente, Gran Poder y Macarena, respectivamente, que fueron las que aportaron voluntarios entregados a la causa.
Por todo ello, querido Hermano Mayor, deseo
transmita a esa entrañable Junta de Gobierno, mi gratitud personal y la de
los componentes de la JMJ de este arciprestazgo, por la participación tan
magnífica en dicho evento por parte de esa Hermandad y de forma muy
especial a los jóvenes José Antonio Macías Peña, Felipe Rivera, Angela y María
Carrero, todos ellos fueron ejemplares con su aportación personal de forma
voluntaria.
No deseo quitaros más tiempo. Que en vuestra
vida, y en la de vuestra familia, tambien os acompañe siempre Nuestro Hermano
el Señor de Las Penas y la Virgen María, en su advocación de los Dolores, Madre
de Dios y que derrame su gracia sobre nuestros corazones.
Con mi afecto y gratitud de siempre, os envio mi fraternal abrazo. Que Dios os bendiga y seguid haciendo, de forma tan eficaz, hermandad por el bien de todos.
Firmado: Alberto Álvarez Pérez. Diácono permanente. Delegado arciprestal JMJ centro B. Sevilla.
1 comentarios:
Alberto Álvarez siempre tan gentil, tan caballeroso y cumplidor, no deja de pasar la ocasión de dejar testimonio de lo que su corazón siente. ¡Felicidades!
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